Las personas polígamas se encuentran mayormente expuestas a enfermedades de transmisión sexual como el sida, la gonorrea, la sífilis, chancroide, clamidia y el herpes simplex tipo 2, las cuales están ampliamente diseminadas en todo el mundo.
Además de ello, existe un riesgo potencial de contraer otra extensa gama de infecciones como la danovanosis, la vaginosis bacteriana, la tricomoniasis, la candidiasis y la gonorrea, cuyo contagio también puede presentarse en aquellos individuos que tienen sexo con diferentes parejas.
Si bien la poligamia es uno de los factores de riesgo para contraer diversas enfermedades de transmisión sexual, el uso de métodos anticonceptivos de barrera como el condón masculino y femenino es un factor clave que reduce dramáticamente la infección;
Además de ello, se recomienda que este sector ejerza una sexualidad responsable, quienes deben practicar los siguientes hábitos: conocer cada una de estas enfermedades y sus formas de contagio, realizar un chequeo médico cada seis meses y acudir al especialista ante el contacto sexual con personas que sean sospechosas de padecer una enfermedad venérea.
En general, el diagnóstico de estas enfermedades debe incluir una inspección clínica, en la cual se han de reconocer los siguientes síntomas: lesiones, ámpulas, llagas, ardor, prurito y presencia de flujo en la región genital.
Además de ello, la revisión física debe complementarse con pruebas de laboratorio que ayuden a detectar la presencia de patógenos en el organismo del paciente.
Como resultado, los especialistas tienen a la mano las mejores herramientas para hacer frente a estos padecimientos, los cuales causan 250 millones de nuevos contagios al año en todo el mundo.
El Herpes Simplex tipo 2 es la enfermedad de transmisión sexual más común, con más de 550 millones de casos en todo el mundo.
Teniendo a Estados Unidos de Norteamérica como el principal país afectado, donde se presentan 45 millones de infecciones; por estos motivos es fundamental estar al tanto de los síntomas típicos que se presentan en las personas infectadas con este virus.
Así, ante la presencia de vesículas que posteriormente se revientan para dar paso a úlceras, el especialista debe estar al pendiente del paciente que manifiesta dolor de cabeza, prurito y alteraciones del flujo vaginal –en el caso de las mujeres-.
Una vez que el profesional de la salud haya detectado estos síntomas, será necesario elegir un método de diagnóstico, entre los cuales destacan el cultivo viral, los estudios serológicos, la detección de antígenos y del ADN viral en muestras clínicas, así como la identificación de anticuerpos contra HSV-1 y HSV-2 en suero.
Finalmente, si se han encontrado evidencias de Herpes simplex tipo 2, el prestador de servicios médicos es la única persona autorizada para establecer un tratamiento adecuado; por esta razón, lo más recomendable es que el paciente acuda con un especialista ante cualquier indicio, sobre todo cuando se trata de una persona que lleva a cabo actividades sexuales con diferentes parejas, las cuales se exponen a diversas enfermedades de transmisión sexual.