Aunque las lesiones en el área genital son un rasgo característico del herpes genital y otras enfermedades de transmisión sexual como el chancroide (haemophilus ducreyi), la sífilis (treponema pallidum) y la danovanosis (calmydobacterium granulomatis)
es imposible adelantar si se trata de alguna infección en específico, por esta razón es necesario hacer una breve descripción de estos padecimientos, lo cual contribuirá a que la paciente se mantenga alerta ante otros síntomas que pueden pasar desapercibidos.
En el caso del herpes genital, surgen brotes de la infección en los órganos sexuales, los cuales son producidos por el Herpes simplex tipo dos, virus que es contagiado cuando se practica el coito sin condón entre una persona sana y un enfermo.
Una vez que este microorganismo entra en el cuerpo humano, aparecen vesículas en los órganos sexuales, las cuales se revientan posteriormente para dar paso a úlceras dolorosas que se secan luego de una semana aproximadamente; si el virus del Herpes simplex tipo dos ataca a la mujer, las lesiones en el área genital van acompañadas de flujo fétido, ardor y prurito.
Mientras tanto, los principales síntomas del chancroide son llagas dolorosas y con aspecto desagradable, las cuales aparecen en la región genital luego de un periodo de incubación que va de uno a catorce días; después de cinco o siete días de que las lesiones aparecieron , la infección progresa y se extiende hasta los nódulos linfáticos de la ingle, provocando una aguda congestión de las glándulas.
Debido a las implicaciones clínicas de esta enfermedad, lo más recomendable es acudir a consulta con un profesional de la salud, quien elaborará un diagnóstico acertado y orientará a la paciente en la elección de un tratamiento efectivo que ayude a contrarrestar los efectos negativos de este padecimiento.
Cuando se trata de una infección producida por sífilis, el afectado sufre una lesión indolora en el área genital, la cual se presenta en un periodo que va de 10 a 90 días después de haber tenido una relación sexual sin condón; tras esta fase primaria, las molestias desaparecen, sin embargo, el problema reincide tiempo después y se manifiesta en todo el cuerpo, esta vez acompañado de síntomas como febrícula, malestar general, falta de apetito, alopecia y alteraciones de la mucosa oral o genital.
Una vez que estas señales desaparecen, la enfermedad entra en una etapa pasiva y permanece en el cuerpo de manera latente durante algún tiempo, hasta que resurge en un periodo terminal, cuando el sistema cardiovascular y el sistema nervioso central se ven seriamente comprometidos.
Al igual que las enfermedades anteriormente descritas, la danovanosis se manifiesta en forma de erupciones ulcerosas que se alojan en los órganos sexuales de los infectados; luego de algunos días, dichas lesiones se revientan, causando un leve dolor y fibrosis en el área inguinal. Estos síntomas van acompañados de linfedemas que crecen en los labios vaginales menores y en la horquilla vulvar.
Por último, no se puede descartar la presencia de enfermedades bacterianas y parásitos como la tiña inguinal y la pediculosis púbica, afecciones que se encuentran diseminadas en todo el mundo, las cuales se manifiestan con la irritación (o hinchazón) de los folículos capilares, ardor, comezón y lesiones en el área genital.
En resumen, ante cualquier evidencia o señal de que el área genital femenina se encuentra infectada, lo más recomendable es acudir con un profesional de la salud, quien realizará una evaluación física más acertada y con las herramientas adecuadas, lo cual será de gran ayuda para detectar y tratar oportunamente cualquier padecimiento que comprometa la calidad de vida de la paciente.