Aunque el herpes genital no está directamente asociado a la infertilidad, esta enfermedad puede influir de manera indirecta en la vida reproductiva de las personas sexualmente activas, debido a que el individuo afectado por este mal se ve en la necesidad de usar condón durante el coito como una forma de prevenir más contagios.
Además de ello, es necesario recordar que el virus del herpes simplex tipo dos (agente patógeno del herpes genital) permanece en el cuerpo del paciente infectado durante toda su vida, por lo cual, puede producir nuevos brotes en cualquier momento, durante los cuales, el individuo tiene dificultad para disfrutar de relaciones sexuales placenteras.
Por lo anterior, es necesario hacer una breve descripción de esta enfermedad, lo cual servirá para detectarla oportunamente mediante la observación de síntomas típicos como el ardor y ulceración de los órganos sexuales; además de ello, esta información será de gran ayuda en la prevención de nuevos contagios que pueden comprometer la salud de terceras personas, sobre todo cuando el herpes genital invade el organismo de una mujer embarazada, quien presenta una amplia probabilidad de transmitirlo al producto durante el parto natural.
Como se sabe, el herpes simplex tipo dos se transmite mediante el coito sin condón entre un individuo infectado y una persona sana; una vez que este virus ingresa al cuerpo humano, se desarrollan ampollas en el área genital, las cuales se revientan para dar paso a dolorosas úlceras que se secan en unos días sin dejar rastro alguno.
Sin embargo, hay ocasiones en que esta enfermedad no se detecta a simple vista fácilmente, debido a que puede permanecer en el paciente sin manifestarse claramente, causando contagios entre personas que desconocen la salud sexual de su pareja; a pesar de esto, existen algunos síntomas inconfundibles que delatan la presencia de este microorganismo, tal es el caso del dolor de cabeza, dificultad al orinar, trastornos del flujo vaginal, prurito y malestar general.
De acuerdo con todo lo anterior, se puede concluir que el herpes genital no puede causar infertilidad, sin embargo, existen casos extraordinarios en los que el herpes simplex tipo dos invade al recién nacido durante el parto natural.
Por lo anterior, se recomienda que la futura madre acuda a supervisión constante en la víspera del alumbramiento, lo cual servirá para detectar cualquier lesión que pudiera comprometer este procedimiento; en caso de que se presente un brote en el área genital, se recomienda que el producto sea extraído mediante cesárea, lo cual evitará una infección por contacto directo con la región afectada.
Si bien no existe una relación directa entre la infertilidad y el herpes simplex tipo dos, conviene aclarar que dicha situación puede presentarse como una secuela o complicación producida por enfermedades de transmisión sexual como la gonorrea y la clamidiasis, las cuales producen daños irreversibles al aparato reproductor de hombres y mujeres, afectando gravemente el tejido de las trompas de Falopio y el epidídimo.
Mientras tanto, la sífilis puede alterar el desarrollo del feto, causando malformaciones en el rostro, ceguera e incluso la muerte prematura.